miércoles, 9 de octubre de 2013

50 ANIVERSARIO. JUAN MARTINEZ DE UBEDA. POEMA PARA NOVIEMBRE MORIR

50 ANIVERSARIO. JUAN MARTINEZ DE UBEDA. POEMA PARA NOVIEMBRE MORIR Por igual inédito y nuestra estima de que es uno de los últimos poemas que escribiera Juan Martínez cuando, ya enfermo de cáncer de garganta, se le asomaba la muerte. Un texto sincero, tremendo. POEMA PARA NOVIEMBRE MORIR Yo no quiero morir porque otras vidas -las ramas de mi tronco- me detienen; porque brilla la luz y tengo sombra; porque adoro a mi Dios y porque es verde el agua de los mares y son blancas las nubes; porque amo; porque tienen risas las rosas y músicas los aires. Yo no quiero morir, pero si, aleve, la muerte desdibuja mis mañanas, y se troncha mi tronco, y de repente la rosa cambia de color, y el aire se me va de la vida, seré fuerte y diré con la voz que no haya muerto: ¡Gracias, Señor por esta vida breve! Quiero vivir por estas ramas mías que huelen a naranjo. Por las fuentes que cantan, por los besos, por las canas de otros troncos antiguos; pero tiene mi raíz una voz que está muy cerca de la voz del Señor y no le teme la carne a la cenizo, ¡No es tan duro dormirse junto a Dios sobre la muerte! Sorprende cómo estos endecasílabos vienen a coincidir, prácticamente. con dos sonetos que, años antes, publicara en la revista Linares (16), con tí­tulo similar, «Poema en noviembre» (17), aunque este texto que rescatamos, tan coincidente, nos parece de mayor tensión lírica- El poeta se aferra a la (16) Núm 40; Linares, octubre de 1954, Creemos aconsejable reproducirlos: -I- Yo no quiero morirme todavía. No me quiero morir, porque me siento la savia por los huesos, y el aliento encendido de color y armonía. No me quiero morir mientras sonría este niño plural que busca un cuento de hadas en mis labios y alimento de Dios en mi silente hospedería. Cuando sean mis pájaros capaces de volar con sus alas, dame. Muerte, la muerte que me sirva para el vuelo; pero míralos. Muerte; son rapaces, florecillas en leche, cuya suerte depende de mí voz y mi desvelo. -II- No temas, corazón, Morir es darse a la tierra mullida y olorosa; caer, como los trigos, o sembrarse en un carmen con sol, como la rosa. Morir es, corazón, caer y alzarse; hacerse Nada y Todo; ser graciosa paloma del Señor, al elevarse, a tronco sin raíz en tierra umbrosa. No temas, corazón, que vida es muerte, porque sólo muriendo tiene vuelo el alma encarcelada por la vida. Morirse, corazón, es florecerte en las aras de Dios; ser en el Cielo palma, canción o lumbre inextinguida. Por su misión como padre; si bien su profunda y sincera re­ligiosidad le lleva a acoplar la muerte, «no le teme la carne a la ceniza».Y esta confesa religiosidad, por igual, se manifiesta en el autógrafo que reproducimos de una carta que el poeta remitiera a Alberto López. Poveda. Redoblada sinceridad en verdadero recogimiento espiritual. Vibra su fe. La soledad me ofrenda los frutos y el sabor de lo perfecto. Baja de Dios a mi. como un arcángel, la palabra no dicha. Sí, Me siento alto en la luz, ardido en la esperanza de ver, de nuevo, el Verso del árbol, con sus pájaros dormidos. Sí. Con Dios, a solas, siento lo que dicen los hombres cuando callan, lo que cantan las piedras y el silencio. Ciego a las cosas, llegan a mí las luces todas de lo inmenso. No creemos merezca la pena anotar mayores conclusiones sobre este. En la siguiente imagen, muestreo del hacer de Martínez de Ubeda. Luces y sombras, grandeza y servidumbre, de quien fue el mejor poeta jaénes -re­sidente en las tierras de nacencia- de su época

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